Georg Gänswein, a quien el papa Benedicto XVI ordenó hace unos meses obispo y elevó a la dignidad de arzobispo de Urbisaglia, seguirá con él en el convento de clausura Mater Ecclesiae, dentro de los límites de la Ciudad del Vaticano, pero no en calidad de enclaustrado. Gänswein, alemán, de 56 años, gran deportista e involuntario seductor, seguirá jugando su partido de tenis semanal en un club de Roma y recibiendo cartas de amor de mujeres de todo el mundo, rendidas ante su belleza.