Ni las bajas temperaturas, ni las intensas nevadas, ni siquiera los miles de muertos que ya dejaba el conflicto en ambos bandos logró detener la I Guerra Mundial en aquella Navidad de 1914. Sin embargo, el milagro de la Nochebuena consiguió que soldados ingleses, franceses, alemanes y austriacos dejaran las armas durante unas horas en el frente de Ypern (Bélgica) para compartir villancicos, whisky y un partido de fútbol histórico.