Viendo cómo el Gobierno se emplea a fondo en nuevas reformas, no entendemos que ese mismo Gobierno mantenga a un sector como el eólico en el limbo regulatorio, lo que está paralizando la inversión y nos ha hecho perder más de 10.000 puestos de trabajo en los últimos dos años. Si hemos sido capaces, entre otras cosas, de aportar al PIB alrededor de 3.200 millones de euros anuales y convertir al eólico en uno de los sectores con mayores perspectivas de desarrollo, ¿por qué abandonar el camino que tan buen resultado nos ha dado?