Muchos cuentan que descendía del pueblo de los Atlantes extinguido eras ya, otros que era el hijo del temible dios Balaitus y de una joven del pirineo de la que Balaitus se encaprichó y abandonó. Pero nadie sabe a ciencia cierta de donde vino, durante generaciones todos lo conocieron como un anciano, con el mismo aspecto siempre, que recorría los valles para ayudar a los pobladores. Su morada en esos tiempos fue la de cabañas hechas con piedras y ramas, hasta que algo cambió