Desde los Alpes en el Sur, la meseta bávara y las colinas de la Alemania central, hasta la costa del Norte y el Mar Báltico: toda Alemania parece a un paisaje de tren en miniatura, adornado por viejas ciudades, casas medievales, iglesias góticas y pequeños pueblos. Los diferentes condados, monarquías y estados de Alemania no se unieron hasta siglos pasados. Por eso, Alemania no tiene una, sino muchas ciudades principales. Cada ciudad tiene un carácter propio y único, formado por su historia y la región circundante.