Tradicional mezcla de autenticidad, melancolía, rusticidad y modernidad, la capital portuguesa se ha convertido en toda una meca del turismo internacional. Pero ha pagado el peaje en forma de gentrificación y pérdida de sus esencias.
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Una vez abres el grifo, no puedes elegir a donde va el agua. Es ponerle puertas al campo, y además no ser consecuente con el modelo socioeconómico elegido, que es el de fronteras abiertas y capitaismoliberalismo
Cuando se ve este tipo de cosas empezar a ocurrir en tu ciudad o barrio las opciones que hay son invertir, huir o sufrir.
No puedes poner puertas al campo, no a las ideas ni a las personas.
Lo complicado es recuperar lo perdido por no hacer nada para protegerlo.
No eres turkmenistan
Hasta en Valencia nos ha pasado con la iglesia de San Nicolás. Es una joya que apenas se conocía fuera de Valencia y que ahora cobran por entrar. Y ya si nos ponemos a hablar de la subida de los precios de alquiler, creo que estamos jodidos en todas las ciudades turísticas.