A partir de los 40ºC, el cerebro puede estar confuso, las proteínas que forman las células se desnaturalizan y, en algunas circunstancias, se llegan a producir olvidos. El calor no derrite el cerebro, pero sí que es capaz de desnaturalizar las proteínas que conforman nuestras células. A partir de 40ºC, el órgano puede comenzar a desajustarse en varios planos: confusión, relegar funciones o descoordinar movimientos.
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academic.oup.com/brain/article/145/6/2031/6604351