El fallecimiento de varios bebés aquejados de tosferina en España ha hecho saltar todas las alarmas. Los datos demuestran que los casos no tienen que ver con movimientos antivacunas, como sucedió con la difteria en Olot, pero sí con la ineficiente gestión de las comunidades autónomas. "Estamos mareando a la gente, no tiene sentido que haya diferencias entre las CCAA porque los microbios no conocen fronteras", señalan los expertos.
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