Entre patatas fritas y costillares resiste el paso del tiempo uno de los tesoros arqueológicos de Madrid. Se trata del tramo más desconocido de la muralla cristiana que circundó la capital durante la Edad Media. Lo curioso es que, pese a su relevancia histórica, sólo aquellos que no pueden aguantar sus necesidades fisiológicas puedan dar con ella. Ojo a su localización: se esconde en los bajos del restaurante americano Foster's Hollywood situado en la plaza de Isabel II, frente a sus baños.
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