La escasa hora y media de Orígenes secretos se pasa volando. Es graciosa sin dejar de tomarse en serio. Su guión es redondo, casi de manual, sembrando para luego recoger, y no hace trampas con su misterio ni toma al espectador por tonto. Está llena de guiños -no sólo a la Marvel&Co, el personaje de Antonio Resines se llama Cosme Galiardo, y quien tenga oídos que oiga-, alguno que entra con calzador, pero los hacen personajes que tiene sentido que hablen así y, al menos en opinión de este juntaletras, no molestan a la trama.
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