A menudo, quemar un combustible para obtener energía de él libera dióxido de carbono. Volver a convertir a este último en parte de un combustible precisa de al menos la misma cantidad de energía. Así que entre los científicos ha sido un objetivo prioritario intentar disminuir el nivel de energía necesario para la conversión. Esto es exactamente lo que ha hecho el equipo internacional de Liang-shi Li, de la Universidad de Indiana en Estados Unidos: lograr la menor cantidad de energía necesaria hasta la fecha para propiciar la formación de CO.
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