Después de la invasión de Francia, los alemanes tenían orden de incautar los vinos franceses y enviarlos a Berlín, bien para el consumo directo o para la venta en el mercado internacional y ayudar a pagar el coste de la guerra. Lógicamente, los productores franceses trataron de proteger sus vinos: tapiaron bodegas, enterraron botellas e incluso algunas fueron hundidas en estanques y embalses; todo servía para proteger un símbolo nacional y un producto muy importante para su economía.
|
etiquetas: vino , francia , nazis , alemania