Con los orificios no se juega, y la mayoría de la gente siente pánico a la simple idea de que por su recto entren cosas, en vez de que salgan. Si el cuerpo es tu templo, como afirman Sánchez Dragó y otros gurús de la nueva era, con más razón lo es a la hora de proteger las mucosas del ano y todo lo que empieza a partir de ahí. Pero luego hay gente que experimenta, y no precisamente con carne en barra -que con un buen gel BackDoor puede dar pie a buen sexo-, sino en lo que ya catalogaríamos de prácticas resofílicas de un alto nivel de desviación
|
etiquetas: objetos , extraños , recto , ano , ojo de sauron , comer con los ojos