Os propongo una alegoría:
Imaginemos que somos propietarios de una montaña rusa y nos disponemos a evaluar el nivel de satisfacción de los usuarios de la misma, calculando a qué porcentaje de ellos les gustó.
Vamos a imaginar que ya la han probado 50 personas y otras 50 más están aún subidas, son 100 en total. De las 50 personas que ya la han probado, a 10 no les gusta y a las otras 40 sí, les gustó.
¿Cómo calcularíamos a qué porcentaje de personas les gustó?
Podríamos coger a los 40 que les gustó y calcular el porcentaje contra las 100 personas que están subidas o ya la probaron del todo. Tendríamos que les gusta a un 40% de las personas.
Espera, pero hay un problema, de las 50 personas que aún siguen montadas no sabemos aún si les acabará gustando o si no.
¿No sería quizá más correcto decir que a 40/50 personas les gustó nuestra montaña rusa?, esto es, al 80% de ellas. ¿Por qué contar los que aún siguen subidos? Aún no sabemos si les gustará o si no les gustará.
Y ahora viene la pregunta de verdad:
¿Calculamos realmente la tasa de mortalidad del coronavirus contra todos los infectados, incluso los que aún lo están y que no sabemos si sobrevivirán o se curarán? ¿No sería más correcto tomar los curados más los muertos como total y calcular la tasa de mortalidad contra ese total?
Ah, que la tasa de mortalidad entonces sería mayor ...