El cambio climático y rápido aumento poblacional están reduciendo el tamaño del lago, creando un cuenco de polvo tóxico (su lecho contiene altos niveles de arsénico y metales pesados) que podría envenenar el aire alrededor de Salt Lake City. Ya reducido en 2 tercios, continúa secándose; esto es lo que espera: las moscas y camarones en salmuera del lago morirían (amenazando a 10 millones de aves migratorias que paran ahí anualmente). Las condiciones de esquí se deteriorarían. La extracción de magnesio y otros minerales del lago podría detenerse.
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