El australiano Peter Steer recibió la noticia de que había habido un asalto grave en una vivienda. De inmediato, cogió su coche y se dirigió hacia el lugar. De camino, un motorista le detuvo y le confesó ser el autor del crimen. Después, el motorista le robó el coche al periodista a punta de pistola. Minutos después, el delincuente estrellaba el coche contra gasolinera.
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