La belleza de la palabra
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Atardeció sin ti

Atardeció sin ti. De los cipreses...

a las torres, sin ti me estremecía.

Qué desgana esperar un nuevo día

sin que me abraces y sin que me beses.

A fuerza de tropiezos y reveses

la piel de la esperanza se me enfría.

Qué agonía ocultarte mi agonía,

y qué resurrección si me entendieses.

Atardeció sin ti. Seguro y lento,

el sol se derrumbó, limón maduro,

y a solas recibí su último aliento.

Quién me viera caer, lento y seguro,

sin más calor ni más resurgimiento,

gris el alma y frustrada entre lo oscuro.

Antonio Gala

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Las cosas

El bastón, las monedas, el llavero,

la dócil cerradura, las tardías

notas que no leerán los pocos días

que me quedan, los naipes y el tablero,

un libro y en sus páginas la ajada

violeta, monumento de una tarde

sin duda inolvidable y ya olvidada,

el rojo espejo occidental en que arde

una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,

láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,

nos sirven como tácitos esclavos,

ciegas y extrañamente sigilosas!

Durarán más allá de nuestro olvido;

no sabrán nunca que nos hemos ido.

Jorge Luis Borges

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A mis soledades voy

A mis soledades voy,

de mis soledades vengo,

porque para andar conmigo

me bastan mis pensamientos

No sé qué tiene el aldea

donde vivo y donde muero,

que con venir de mí mismo,

no puedo venir más lejos.

Ni estoy bien ni mal conmigo;

mas dice mi entendimiento

que un hombre que todo es alma

está cautivo en su cuerpo.

Entiendo lo que me basta,

y solamente no entiendo

cómo se sufre a sí mismo

un ignorante soberbio.

De cuantas cosas me cansan,

fácilmente me defiendo;

pero no puedo guardarme

de los peligros de un necio.

Él dirá que yo lo soy,

pero con falso argumento;

que humildad y necedad

no caben en un sujeto.

La diferencia conozco,

porque en él y en mí contemplo

su locura en su arrogancia,

mi humildad en mi desprecio.

O sabe naturaleza

más que supo en este tiempo,

o tantos que nacen sabios

es porque lo dicen ellos.

«Sólo sé que no sé nada»,

dijo un filósofo, haciendo

la cuenta con su humildad,

adonde lo más es menos.

No me precio de entendido,

de desdichado me precio;

que los que no son dichosos,

¿cómo pueden ser discretos?

No puede durar el mundo,

porque dicen, y lo creo,

que suena a vidrio quebrado

y que ha de romperse presto.

Señales son del juicio

ver que todos le perdemos,

unos por carta de más,

otros por carta de menos.

Dijeron que antiguamente

se fue la verdad al cielo;

tal la pusieron los hombres,

que desde entonces no ha vuelto.

En dos edades vivimos

los propios y los ajenos:

la de plata los extraños,

y la de cobre los nuestros.

¿A quién no dará cuidado,

si es español verdadero,

ver los hombres a lo antiguo

y el valor a lo moderno?

Todos andan bien vestidos,

y quéjanse de los precios,

de medio arriba romanos,

de medio abajo romeros.

Dijo Dios que comería

su pan el hombre primero

en el sudor de su cara

por quebrar su mandamiento;

y algunos, inobedientes

a la vergüenza y al miedo,

con las prendas de su honor

han trocado los efectos.

Virtud y filosofía

peregrinan como ciegos;

el uno se lleva al otro,

llorando van y pidiendo.

Dos polos tiene la tierra,

universal movimiento,

la mejor vida el favor,

la mejor sangre el dinero.

Oigo tañer las campanas,

y no me espanto, aunque puedo,

que en lugar de tantas cruces

haya tantos hombres muertos.

Mirando estoy los sepulcros,

cuyos mármoles eternos

están diciendo sin lengua

que no lo fueron sus dueños.

¡Oh, bien haya quien los hizo!

Porque solamente en ellos

de los poderosos grandes

se vengaron los pequeños.

Fea pintan a la envidia;

yo confieso que la tengo

de unos hombres que no saben

quién vive pared en medio.

Sin libros y sin papeles,

sin tratos, cuentas ni cuentos,

cuando quieren escribir,

piden prestado el tintero.

Sin ser pobres ni ser ricos,

tienen chimenea y huerto;

no los despiertan cuidados,

ni pretensiones ni pleitos;

ni murmuraron del grande,

ni ofendieron al pequeño;

nunca, como yo, firmaron

parabién, ni Pascuas dieron.

Con esta envidia que digo,

y lo que paso en silencio,

a mis soledades voy,

de mis soledades vengo.

Lope de Vega

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Cárcel de sombras

Fue una noche de lunes

de oscuridad sin luna,

y ni un sólo reproche

de tu boca oportuna.

El azahar olía a odio,

el magnolio a tristeza,

las azaleas penaban solas.

Las rejas de tu ventana

cárcel de sombras en la calle.

Pasé de largo,

tan de largo

que olvidé quién vivía allí.

Fue un lunes de noche,

de oscuridad sin luna

y sombras de olvido.

(ContinuumST. Mayo 2012.)

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Defensa de la alegría

Defender la alegría como una trinchera

defenderla del escándalo y la rutina

de la miseria y los miserables

de las ausencias transitorias

y las definitivas

defender la alegría como un principio

defenderla del pasmo y las pesadillas

de los neutrales y de los neutrones

de las dulces infamias

y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera

defenderla del rayo y la melancolía

de los ingenuos y de los canallas

de la retórica y los paros cardíacos

de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino

defenderla del fuego y de los bomberos

de los suicidas y los homicidas

de las vacaciones y del agobio

de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza

defenderla del óxido y de la roña

de la famosa pátina del tiempo

del relente y del oportunismo

de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho

defenderla de dios y del invierno

de las mayúsculas y de la muerte

de los apellidos y las lástimas

del azar

y también de la alegría.

Mario Benedetti

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Alejandrino dadá

Patatas del campo traigo para hacer en tortilla

huevos del áfrica negra y oscura de un avestruz,

culinario alejandrino, de tortilla puede ser

cebolla blanca y aceite en mixtura dadaísta.

No es organizada receta porque dadá quiere ser

en diecisiete pasos de sonido tortilla al dadá.

ContinuumST. (Septiembre. 2005)

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sin título: un poema de Marina Tsvetaeva

А следующий раз — глухонемая

Приду на свет, где всем свой стих дарю, свой слух дарю.

Ведь всё равно — что говорят — не понимаю.

Ведь всё равно — кто разберёт? — что говорю.

Бог упаси меня — опять Коринной

В сей край придти, где люди твёрже льдов, а льдины — скал.

Глухонемою — и с такою длинной —

— Вот — до полу — косой, чтоб не узнал!

Traducción: al ingles por Karina McCorkle y al castellano con DeepL

Y la próxima vez, un sordomudo,

vendré a un mundo donde les daré un poema a todos, les daré a todos mi oído.

De hecho, es lo mismo, lo que dicen, no lo entiendo.

De hecho, es lo mismo -¿quién puede entenderlo?- lo que digo.

Dios me lo permita, Corinna

llega de nuevo a esta región, donde la gente es más dura que el hielo, los témpanos de hielo más duros que los acantilados.

Como una sordomuda, con una

trenza tan larga, ¡hasta el suelo!, mientras

no la reconocieras.

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Yo voy soñando caminos

Yo voy soñando caminos

de la tarde. ¡Las colinas

doradas, los verdes pinos,

las polvorientas encinas!...

¿Adónde el camino irá?

Yo voy cantando, viajero

a lo largo del sendero...

-la tarde cayendo está-.

"En el corazón tenía

"la espina de una pasión;

"logré arrancármela un día:

"ya no siento el corazón".

Y todo el campo un momento

se queda, mudo y sombrío,

meditando. Suena el viento

en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;

y el camino que serpea

y débilmente blanquea

se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:

"Aguda espina dorada,

"quién te pudiera sentir

"en el corazón clavada".

Antonio Machado

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¿Qué es delito?

¿Qué es delito?

Es la sangre convertida en mito,

es la puerta abierta del que implora,

es la carne saciando su apetito

cuando otra carne devora;

es la risa de los hombres 

mientras la ley llora.

Feindesland. 1994.

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Risa y sonrisa

Cuando me hablan de felicidad

siempre hablo de sonrisas,

palabra inmensa la primera

pequeña coda la segunda,

apéndice involuntario,

fuera de moda.

La segunda.

Incluso una risa

o risotada involuntaria,

placer real y físico.

Felicidad, palabra torcida

llevada al extremo

sin aparente baremo.

Sonrisa, franca y sin dobleces.

Risa, escapada mental

que barrunta la risotada.

Risotada, incontinencia feliz.

Felicidad, palabra truncada

sin contenido aparente.

Ampulosa y vacía.

 

ContinuumST. Enero 2001

 

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El miedo siempre...

El miedo siempre

atenaza al corazón,

que no es razón

es ánima.

Eso que nos anima

como las ánimas

en pena o en alegría.

Morir.

Tal vez soñar.

Soñar.

Tal vez morir.

Vivir.

Tal vez sentir.

Sentir.

Tal vez negar.

Morimos cada día

y despertamos

de un sueño eterno

cada día,

a cada hora,

a cada instante.

Una mente nos anima

como si fuéramos ánimas

portando antorchas

en un bosque infinito.

Solas y acompañadas.

Acompañadas y solas.

El miedo siempre

atenaza al corazón,

que no es razón

es ánima.

ContinuumST (Enero, 1999)

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Poema - Si ya no vienes

Si ya no vienes, ¿para qué te aguardo?

Y si te aguardo, di por qué no vienes,

verde y lozana zarza que mantienes

sin consumirte el fuego donde ardo.

Cuánto tardas, amor, y cuánto tardo

en rescindir los extinguidos bienes.

Ya quién me salve no lo sé, ni quienes

clavan el alma dardo sobre dardo.

A la mañana, que se vuelve oscura,

sigue la noche, que se vuelve clara

a solas con tu sed, que hiere y cura.

No quisiera pensar si no pensara

que, privado que fui de tu hermosura,

me olvidara de mí si te olvidara.

Antonio Gala

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Más verdad que la vida

En ese lugar lleno de barro

de miedo y anestesia

a bocajarro.

En lugares distantes

manchados de sangre al instante,

rima perdida

para mentes heridas.

Vida.

Tu vida,

latidos que valen poco.

Coge el fusil,

anuda las botas

antes de ser un cadáver

entre el barro inerte.

La guerra,

esa constante mentira

que es más verdad que

la vida.

ContinuumST 1999.

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Marga Clark: tres poemas

Marga Clark: tres poemas

Marga Clark es una estupenda fotógrafa y un meticulosa poeta. Acaba de publicar ’Olvidada de mí’ y ha tenido la cortesía de enviarme tres poemas. El libro se presentará en Madrid próximamente en compañía de Ángel Guinda. Marga, que debe su nombre a su tía Marga Gil Röesset, aquella escultora y pintora que se suicidó por amor a Juan Ramón Jiménez, y le dedicó una hermoso libro: ’Amarga luz’. La crónica de una revelación, de una sensibilidad, de un destino trágico.

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