La belleza de la palabra
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Si... (Rudyard Kipling)

Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando todos a tu alrededor la pierden y te culpan a ti. Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti, pero también aceptas que tengan dudas. Si puedes esperar y no cansarte de la espera; o si, siendo engañado, no respondes con engaños, o si, siendo odiado, no incurres en el odio. Y aun así no te las das de bueno ni de sabio. Si puedes soñar sin que los sueños te dominen; Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu …
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"Não tenhas nada nas mãos...

"Não tenhas nada nas mãos...

No tengas nada en las manos ni una memoria en el alma. Que cuando pongan en tus manos el último óbolo, al abrirlas nada caiga de ellas. ¿Qué trono te quieren dar que Átropos no te quite? ¿Qué laurel que no se marchite en los arbitrios de Minos? ¿Qué horas que no te reduzcan a la …
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Empoderada

El capitán Pollaherida ha perdido la partida. La teniente Chochofrío se planta con poderío en medio de la avenida y con recio desparpajo le planta un escupitajo al que valora su culo. Ya da igual si es mula o mulo: lo que de veras aporta, lo que de veras importa es que te da por el culo. Y al final de su jornada, se lo curre o no haga nada, se rasque el coño o el nabo sus amigas y su esclavo la llaman EMPODERADA.
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Ocho poemas de Nietzsche que nos instilan pasión por la vida

Ocho poemas de Nietzsche que nos instilan pasión por la vida

Aunque paradójicamente siempre le hemos visto como alguien pesimista, un tanto amargado que no hacía más que maldecir la existencia, de su obra se desprende un profundo amor por la vida. Es probable que su forma de enseñarnos a apreciar lo mejor de la vida fuera mostrarnos que la existencia es una trampa de la que podemos escapar, que, en realidad, tenemos la llave para salir en nuestra mano.
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"Cualquier sistema que montéis sin nosotros, será derribado"

"Cualquier sistema que montéis sin nosotros, será derribado"

Un poema de Leonard Cohen, en la voz de Constantino Romero. La original: youtu.be/ZQM-K4B4t1c
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Espejo del cielo, universo bajo el cristal

Sólo tú enciendes mi pecho  dulce mar embravecida  solo tu espuma de hielo  despierta mi fe marchita.  - Tú sabes que el prisionero  tan solo tiene su vida  para romper su destierro  y hacer canto su desdicha.  - Y lanzas tu brazo fiero  contra la muralla impia  que intenta matar tu sueño  de besar la arena tibia.  - Tu cuerpo se hace destello  cuando la roca maldita  destroza tu …
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Quevedo Vs. Góngora

A continuación, ofrecemos los poemas que se arrojaron los más famosos autores del Barroco español. El ingenio burbujea en cada verso con tanta brillantez como maldad. Todos los insultos posibles se cruzan entre metáforas audaces e ingeniosas asociaciones, llevando la lengua castellana a los extremos más expresivos del conceptismo.

La ordenación trata de ser cronológica, aunque no siempre se sigue este orden.
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« Por de pronto, esto », Gabriel Celaya

Lo primero es respirar. Lo segundo es comer. Lo tercero es andar. Andar por andar, pues ¿sabe usted adónde va? Comer por comer, ¿o es que no quiere seguir? Respirar por respirar, ¿o es que quiere usted morirse? Lo normal es vivir, y respirar, y andar, y a ratos sueltos, pensar.
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Reloj de arena

Un hombre se dedicaba a contar granos de arena de un reloj que se encontraba encadenado a su pierna. El reloj le obsesionaba lo observaba noche y día cada grano escudriñaba buscando en él su utopía. Y es que antaño una hechicera le había profetizado que, entre tanta arena yerma una estrella había anidado. Y si sabía buscarla en su desierto de cristal eclosionaría en alba de brillante luz celestial. En la …
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Noches del mes de junio

A Luis Cernuda

Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

Eran las noches incurables
y la calentura.
Las altas horas de estudiante solo
y el libro intempestivo
junto al balcón abierto de par en par (la calle
recién regada desaparecía
abajo, entre el follaje iluminado)
sin un alma que llevar a la boca.…
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