La belleza de la palabra
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Defensa de la alegría

Defender la alegría como una trinchera

defenderla del escándalo y la rutina

de la miseria y los miserables

de las ausencias transitorias

y las definitivas

defender la alegría como un principio

defenderla del pasmo y las pesadillas

de los neutrales y de los neutrones

de las dulces infamias

y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera

defenderla del rayo y la melancolía

de los ingenuos y de los canallas

de la retórica y los paros cardíacos

de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino

defenderla del fuego y de los bomberos

de los suicidas y los homicidas

de las vacaciones y del agobio

de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza

defenderla del óxido y de la roña

de la famosa pátina del tiempo

del relente y del oportunismo

de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho

defenderla de dios y del invierno

de las mayúsculas y de la muerte

de los apellidos y las lástimas

del azar

y también de la alegría.

Mario Benedetti

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Poema de Paul Laverty sobre Gaza. Tiza

TIZA

Tiza.
¿Te has parado a pensar en ella desde que dejaste la escuela?
La tiza es blanda,
está hecha de trocitos
de conchas de calcita y esqueletos de plancton.
Fáciles de machacar.
La arrastra la lluvia.
¿La arrastrarán las lágrimas?
Los niños son blandos,
están hechos de huesos (proteína, colágeno, minerales, sobre todo calcio).
Fáciles de machacar.
Gaza es una bola de nieve,
el Mundo contempla su interior.
Los copos son esquirlas de metralla,
los puntitos de dentro
se amontonan formando cúmulos,
como hormigueros.
¿Sientes el calambre en la boca del estómago
por la mañana cuando enciendes la pantalla
y las cifras se disparan?
¿Te vas a la cama y no duermes
porque lo único que ves en la oscuridad
son miembros retorcidos bajo los escombros,
labios resecos y agrietados que supuran gemidos ahogados,
una muerte lenta que no le desearías ni a un perro?
¿Sientes la rabia que te sacude el cuerpo,
te desgañita el alma,
te hierve el cerebro a mayor temperatura
que las armas de fósforo que hace EEUU
(recuerdas los 172.000 millones del Tío Sam
que infundieron vida en el Apartheid)
cuando Biden, Sunak,
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Poema: Soledad (de Diario de un poeta recién casado)

En ti estás todo, mar, y sin embargo,

¡qué sin ti estás, qué solo,

qué lejos, siempre, de ti mismo!

Abierto en mil heridas, cada instante,

cual mi frente,

tus olas van, como mis pensamientos,

y vienen, van y vienen,

besándose, apartándose,

con un eterno conocerse,

mar, y desconocerse.

Eres tú, y no lo sabes,

tu corazón te late y no lo sientes...

¡Qué plenitud de soledad, mar solo!

Juan Ramón Jiménez

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15 haikus de Jack Kerouac

15 haikus de Jack Kerouac

Jack Kerouac fue un novelista y poeta nacido en Lowell, Massachusetts, en 1922. Se unió a la Marina Mercante de Estados Unidos en 1942, donde escribió su primera novela, El mar es mi hermano, que no fue publicada hasta 2011, ya que él mismo la describió como un fracaso. Está considerado como uno de los principales representantes de la Generación Beat junto con autores y autoras como Allen Ginsberg, William S. Burroughs, Gregory Corso, Philip Lamantia o Denise Levertov. A pesar de ser enemigo declarado de las etiquetas, el término Beat Generation fue inventado por el propio Kerouac durante una conversación con Herbert Huncke, haciendo referencia a alguien con poco dinero y pocas perspectivas.
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Perdido (2010)

Un corazón perdido

en un camino nuevo

donde nadie sabe dónde ir

porque camino es sendero.

Un sendero que puede llevar

a ninguna parte.

A ninguna parte.

Miedo.

Corazón.

Qué miedo nos trae vivir

cuando la vida es tan corta.

Mira esos aviones,

escucha ese sonido,

esconde tu cuerpo,

tu corazón.

Guerra.

Qué miedo.

Amar no significa nada

cuando tu vida se rompe

en pedazos. Guerra.

Y ya no hay nada que sentir.

Mi corazón late un poco,

todavía.

Ahora menos.

Y ahora nada.

Guerra.

Muerte.

Un corazón perdido.

(ContinuumST. 2010.)

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La canción de Aengus el vagabundo, W. B. Yeats

La canción de Aengus el vagabundo, W. B. Yeats

Eché a andar por el bosque de avellanos

porque sentía un fuego en la cabeza,

y corté y descortecé una rama

y le até una baya con un hilo;

y cuando echaron a volar mariposas blancas

y se alejaron como estrellas titilantes,

la dejé caer en un arroyo

y pesqué una pequeña trucha plateada.

Tras haberla dejado en el suelo

fui a avivar con mi aliento la llama,

pero algo crujió en el suelo

mientras alguien pronunciaba mi nombre.

Se había convertido en una joven resplandeciente,

y con flores de manzano en el cabello,

que me llamó por mi nombre y echó a correr

perdiéndose en el aire destellante.

Aunque envejezca en mis vagabundeos

por hondonadas y colinas,

alguna vez volveré a encontrarla,

y tomándola de las manos, la besaré en los labios,

y caminaremos entre largas hierbas multicolores,

y cosecharé hasta el final del tiempo

las plateadas manzanas de la Luna

y las manzanas doradas del Sol.

Angelo Branduardi - La canzone di Aengus, il vagabondo

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Cárcel de sombras

Fue una noche de lunes

de oscuridad sin luna,

y ni un sólo reproche

de tu boca oportuna.

El azahar olía a odio,

el magnolio a tristeza,

las azaleas penaban solas.

Las rejas de tu ventana

cárcel de sombras en la calle.

Pasé de largo,

tan de largo

que olvidé quién vivía allí.

Fue un lunes de noche,

de oscuridad sin luna

y sombras de olvido.

(ContinuumST. Mayo 2012.)

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Aproximación a los haikus

La noche ha caido

Suena la lluvia

Brilla la chimenea

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Peligros de Invierno (Gioconda Belli)

Este invierno está llevando todo lo que fuimos.

Cada día despierto arrebujándome,

arrebujándome contra tu espalda,

tocándote

para saber que no te has ido con el agua

sonrío y me pregunto si mañana, si pronto,

si algún día de estos,

el llanto sucederá a la lluvia

y el invierno también se meterá en la casa

y no habrá mueble, estante, cortinera,

donde no lave el agua los colores

y nos mojemos todos entre chocorrones y despedidas.

Por eso en las mañanas

bebo la luz en mis pulmones,

abro todas las puertas,

pinto amarillas las risas de las casas,

doy vueltas tenaz a los girasoles,

me prendo el sol en medio de los pechos

y salgo a tocarte, a escribirte,

a decir que no, que no hay cauce que se lleve mi amor

ni aguacero ni ciclón ni viento lacerante

que arranque tu nombre de esta piel

miel de tus días largos.

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¿Qué es delito?

¿Qué es delito?

Es la sangre convertida en mito,

es la puerta abierta del que implora,

es la carne saciando su apetito

cuando otra carne devora;

es la risa de los hombres 

mientras la ley llora.

Feindesland. 1994.

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Risa y sonrisa

Cuando me hablan de felicidad

siempre hablo de sonrisas,

palabra inmensa la primera

pequeña coda la segunda,

apéndice involuntario,

fuera de moda.

La segunda.

Incluso una risa

o risotada involuntaria,

placer real y físico.

Felicidad, palabra torcida

llevada al extremo

sin aparente baremo.

Sonrisa, franca y sin dobleces.

Risa, escapada mental

que barrunta la risotada.

Risotada, incontinencia feliz.

Felicidad, palabra truncada

sin contenido aparente.

Ampulosa y vacía.

 

ContinuumST. Enero 2001

 

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Yo voy soñando caminos

Yo voy soñando caminos

de la tarde. ¡Las colinas

doradas, los verdes pinos,

las polvorientas encinas!...

¿Adónde el camino irá?

Yo voy cantando, viajero

a lo largo del sendero...

-la tarde cayendo está-.

"En el corazón tenía

"la espina de una pasión;

"logré arrancármela un día:

"ya no siento el corazón".

Y todo el campo un momento

se queda, mudo y sombrío,

meditando. Suena el viento

en los álamos del río.

La tarde más se oscurece;

y el camino que serpea

y débilmente blanquea

se enturbia y desaparece.

Mi cantar vuelve a plañir:

"Aguda espina dorada,

"quién te pudiera sentir

"en el corazón clavada".

Antonio Machado

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sin título: un poema de Marina Tsvetaeva

А следующий раз — глухонемая

Приду на свет, где всем свой стих дарю, свой слух дарю.

Ведь всё равно — что говорят — не понимаю.

Ведь всё равно — кто разберёт? — что говорю.

Бог упаси меня — опять Коринной

В сей край придти, где люди твёрже льдов, а льдины — скал.

Глухонемою — и с такою длинной —

— Вот — до полу — косой, чтоб не узнал!

Traducción: al ingles por Karina McCorkle y al castellano con DeepL

Y la próxima vez, un sordomudo,

vendré a un mundo donde les daré un poema a todos, les daré a todos mi oído.

De hecho, es lo mismo, lo que dicen, no lo entiendo.

De hecho, es lo mismo -¿quién puede entenderlo?- lo que digo.

Dios me lo permita, Corinna

llega de nuevo a esta región, donde la gente es más dura que el hielo, los témpanos de hielo más duros que los acantilados.

Como una sordomuda, con una

trenza tan larga, ¡hasta el suelo!, mientras

no la reconocieras.

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Poema - Si ya no vienes

Si ya no vienes, ¿para qué te aguardo?

Y si te aguardo, di por qué no vienes,

verde y lozana zarza que mantienes

sin consumirte el fuego donde ardo.

Cuánto tardas, amor, y cuánto tardo

en rescindir los extinguidos bienes.

Ya quién me salve no lo sé, ni quienes

clavan el alma dardo sobre dardo.

A la mañana, que se vuelve oscura,

sigue la noche, que se vuelve clara

a solas con tu sed, que hiere y cura.

No quisiera pensar si no pensara

que, privado que fui de tu hermosura,

me olvidara de mí si te olvidara.

Antonio Gala

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Memorándum

Uno llegar e incorporarse el día

Dos respirar para subir la cuesta

Tres no jugarse en una sola apuesta

Cuatro escapar de la melancolía

Cinco aprender la nueva geografía

Seis no quedarse nunca sin la siesta

Siete el futuro no será una fiesta

Y ocho no amilanarse todavía

Nueve vaya a saber quién es el fuerte

Diez no dejar que la paciencia ceda

Once cuidarse de la buena suerte

Doce guardar la última moneda

Trece no tutearse con la muerte

Catorce disfrutar mientras se pueda.

Mario Benedetti

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Los arcoíris de aceite

Los arcoíris de aceite

devanan sus laberintos

de porfiadas imposturas

arrecidos de tormentas

como flores venenosas 

que Baudelaire olvidó,

y en el nácar de tus huesos

ensayan bajorrelieves

preñados de maldiciones

como misterios guardados

para las piedras rosetas 

de algún nuevo Champolión.

No me preguntes por qué.

Pregúntate por qué no.

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Haiku 6...

Ya nos reímos

con risas de mañana:

teme a esa deuda.

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La Higuera - Poemas de Juana de Ibarbourou

La Higuera - Poemas de Juana de Ibarbourou  

Poemas del alma.
"La Higuera" de Juana de Ibarbourou
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Hoy pregunta tú a la esfinge

Hoy pregunta tú a la esfinge

y no sigas más su juego,

hazte dueño del misterio

que no tiene más arcano

que el lodo con que se oculta,

que no guarda más secreto

que esos posos cenicientos

con olor a columbario

arrumbado en un desván.

Hoy pregunta tú a la esfinge,

pregúntale a dónde van

los pedestales sin nombre

devorados por el musgo,

los airosos frontispicios

orografiados de grietas,

las lápidas funerarias

que conservan sus plegarias

en solemnes inscripciones

que ni el cantero leyó.

Pregunta al bajorrelieve

si no conoce ese juego

de la imagen que es ausencia,

de la letra que se forma

donde ha faltado la piedra,

de la palabra que brota

donde nada importa ya.

Hoy pregunta tú a la esfinge:

que te cuente qué se hicieron

los diplomas y las leyes,

las actas de los concilios

y las charlas de café,

pregúntale dónde fueron

los amigos de la infancia,

dónde huyeron los carteros,

los sargentos, los bedeles,

las hormigas que peleaban

en un frasco de pastillas,

las llaves, las rebeldías,

las flores, los oropeles

de tanto disfraz de rico,

dónde escaparon las tardes

haciendo caligrafía

sobre cuadernos pautados

de blanca inutilidad, 

en qué pararon los libros,

los aplausos, los congresos,

las carreras, los afanes,

las verbenas, los diplomas

y los barcos de papel.

Hoy pregunta tú a la esfinge

y sabrás que los enigmas

son escudos, son murallas

para ocultar la tristeza

de ser un cero a la izquierda,

un acento circunflejo

en la mirada de un ibis,

un signo interrogativo

de una frase desertora,

abandonada en un punto

suspensivo por de más.

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Haiku 7....

Frontera plena

de contrabando:

la de la edad.

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El miedo siempre...

El miedo siempre

atenaza al corazón,

que no es razón

es ánima.

Eso que nos anima

como las ánimas

en pena o en alegría.

Morir.

Tal vez soñar.

Soñar.

Tal vez morir.

Vivir.

Tal vez sentir.

Sentir.

Tal vez negar.

Morimos cada día

y despertamos

de un sueño eterno

cada día,

a cada hora,

a cada instante.

Una mente nos anima

como si fuéramos ánimas

portando antorchas

en un bosque infinito.

Solas y acompañadas.

Acompañadas y solas.

El miedo siempre

atenaza al corazón,

que no es razón

es ánima.

ContinuumST (Enero, 1999)

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No me escondo

“No me escondo porque no quiera escucharte, no me escondo porque no quiera verte, no me escondo porque no os quiera. 

Mira dentro de mí y verás que sólo estoy deseoso de aprender cómo disfrutar de compartir. 

Enséñame a querer tu compañía, enséñame el placer de jugar contigo. 

Enséñame cómo disfrutar, cómo aprender y cómo enseñar. 

Enséñame a hablar, a compartir y a tener amigos. 

Pero, sobre todo, enséñame a disfrutar jugando, hablando y compartiendo. 

Enséñame lo que necesito para estar contigo, para estar contigo sin que te sientas rechazado porque no te miro, porque no te hablo.... 

Enséñame a vivir la vida como una persona más. 

Sólo necesito que me enseñes las cosas que no han venido escritas en mí cuando nací. 

Y así poder ser como tú, como ellos, como todos, riendo, compartiendo, jugando y hablando.... 

Sólo enséñame, enséñame cómo hacerlo... 

Marcos Temp

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Más verdad que la vida

En ese lugar lleno de barro

de miedo y anestesia

a bocajarro.

En lugares distantes

manchados de sangre al instante,

rima perdida

para mentes heridas.

Vida.

Tu vida,

latidos que valen poco.

Coge el fusil,

anuda las botas

antes de ser un cadáver

entre el barro inerte.

La guerra,

esa constante mentira

que es más verdad que

la vida.

ContinuumST 1999.

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Marga Clark: tres poemas

Marga Clark: tres poemas

Marga Clark es una estupenda fotógrafa y un meticulosa poeta. Acaba de publicar ’Olvidada de mí’ y ha tenido la cortesía de enviarme tres poemas. El libro se presentará en Madrid próximamente en compañía de Ángel Guinda. Marga, que debe su nombre a su tía Marga Gil Röesset, aquella escultora y pintora que se suicidó por amor a Juan Ramón Jiménez, y le dedicó una hermoso libro: ’Amarga luz’. La crónica de una revelación, de una sensibilidad, de un destino trágico.
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