Es difícil no emocionarse con las miles de personas que han ido a las zonas afectadas a echar una mano, o con los que han ido a dejar comida y ropa a Mestalla, o al ver a miles de voluntarios funcionando con la precisión de un reloj suizo simplemente para ayudar sin esperar nada a cambio, ni siquiera un ‘gracias’. Pero la realidad es un poco más complicada. En la Comunitat Valenciana, hace apenas un año, el pueblo valenciano decidimos, de manera libre y democrática, que lo mejor que podíamos hacer era entregar el Consell a la industria hotelera