«Si algo nos enseña el amor es que no hay que rendirse». Con estas palabras justificaba Borja Rentería esta mañana las más de quince horas que lleva esperando a que la margarita deshojada que tiene en la mano empiece a desarrollar un nuevo pétalo con el que poder decir «me quiere». Este enamorado, romántico empedernido, se quedó en el «no me quiere» sin más pétalos que arrancar, pero considera que «esto es una prueba de amor: si me rindo ahora, no lo mereceré».
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Cuantas condenas por acoso detràs de una inocente frase motivacional.