A las doce menos cuarto de la mañana suena el timbre del recreo. Los alumnos de educación primaria del Colegio Atayala salen al patio. 30 minutos para jugar, interactuar y seguir después con las clases hasta que el timbre indique el fin de la jornada escolar. Inmediatamente el patio se transforma en un loco campo de fútbol donde no es raro que se jueguen seis partidos al tiempo. Tantos como cursos de primaria. Seis balones de acá allá, decenas de jugadores corriendo para todos lados y dos porterías compartidas.
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Y a ver cuándo se abre el melón del % de recinto escolar para el aparcamiento de los profesores y maestros, que se deben de creer marqueses, incapaces de buscar aparcamiento e ir andando a su trabajo como todo hijo de vecino.
Cuánto daño ha hecho, cuántos colegios se han vuelto guetos, por culpa de la "libertad" de elección.
Cada clase tenía su espacio donde jugaba al fútbol hasta al final llenar casi todo el patio. En la mayoría de los colegios sigue parecido, a ver si se extiende, por leyes autonómicas, los colegios que limitan el espacio que se puede dedicar al fútbol.
#1 y todos aparcan fuera o van en tren.
Yo no soy de los que jugaban al fútbol, pero vamos, la mayoría de los que no nos uníamos al partido de fútbol tampoco necesitábamos gran espacio en el patio.
Nosotros con las cartas, los libros, los tableros, nos valia con 5m2 por grupito.
Y las chicas con sus combas, gomas, tableros, libros, etc. tampoco es que pidieran mucho mas sitio, quitando cuando se animaban a jugar al baloncesto o voleibol, y eso no interfería con el fútbol menos… » ver todo el comentario