David Graeber considera que el anarquismo no es solo una ideología, sino algo que se construye en primera persona del singular y del plural. El anarquista debe mostrar y moldear su idea de libertad con sus propios actos. Por eso no es extraño verlo en primera línea de las barricadas anticapitalistas, como en Seattle (1999), Occupy Wall Street (2011) o, más recientemente, en las de los Gilets Jaunes. Pero, además de activista, es un teórico del capitalismo y de los modos en que este somete a los individuos.