Ni se ve, ni huele ni se puede tocar. Y sin embargo, el radón es la segunda causa de cáncer de pulmón, por detrás del tabaco. Pese a ser menos conocido que otros gases nobles de su misma familia, como el neón o el xenón, se puede acumular en el sótano de nuestras viviendas y lugares de trabajo. Su inhalación se ha relacionado también con un mayor riesgo de ictus, lo que subraya la importancia de medir su concentración para garantizar niveles seguros para la salud.