La memoria es tan cruel como la hemeroteca. Y una recuerda; recuerda aquellos días en que las empresas de Arganda, mi Ciudad, huían de los polígonos a golpe de crisis, en los mismos días en que, desde Carabanchel a los territorios del Concejal Valiente, hubo quién descubrió la nueva lucha de clases: el parquímetro era la lucha final. Los mismos y mismas, hoy convertidos en alma “garzonista” de gobierno, descubren las bondades del parquímetro, las multas y la Ciudad para pijetes con pasta.