España se encuentra ante el final de un ciclo histórico. Atravesamos una profunda degradación política, económica, social, y moral. Sin embargo, esta decadencia, no solo es atribuible a los políticos profesionales, es extensible a unas élites económicas, mediáticas, e intelectuales que han funcionado en base a favores, prebendas, privilegios, caciquismo. Y nosotros, los ciudadanos, no hicimos suficiente autocrítica, asumimos como natural una forma de actuar muy alejada de los fundamentos de una democracia clásica.