En la primavera de 1922 un amplio número de inquilinos llevó a cabo una huelga de alquileres en distintas vecindades de la Ciudad de México. Desde calles, plazas públicas y patios de vecindad, se organizaron mítines, manifestaciones, comités de vecindad y de manzana, que implementaron en la agitación constante en los barrios. Durante la huelga, los inquilinos, además de negarse a pagar sus rentas, llevaron a cabo diversos actos de protesta en contra de los caseros, quienes habían promovido el alza de los precios de las habitaciones.