La cara de Jordi Roca, la que se ve en la imagen que acompaña este artículo, lo dice todo. Es la cara de la tristeza y la derrota, tal vez, también la de la frustración. Pues por primera vez en la historia de MasterChef -y ya van unas cuantas en esta edición-, los aspirantes no entregaron nada que el chef invitado pudiese probar, absolutamente nada. "Bochornoso", lo calificó Pepe Rodríguez, sin querer hacer más sangre, pues la sangre ya estaba hecha en MasterChef.