Cuando Larry Hall presume de sus apartamentos de lujo, diciendo que están construidos a prueba de un ataque nuclear, no está exagerando. Dentro de una peculiar burbuja inmobiliaria alimentada por lo apocalíptico, este espabilado promotor en Kansas se está dedicando a reconvertir silos subterráneos para misiles de la Guerra Fría en exclusivos refugios anti-todo. De su primera promoción, con pisos que pueden llegar a costar dos millones de dólares (1,5 millones de euros), solamente le quedan dos por vender.