Unas cifras simples explican la realidad. España invierte en ciencia, innovación y tecnología el 1,2 % del Producto Interior Bruto, mientras que la media europea, desde 2012, está en el 2 %, sin contar los países más adelantados que están por encima del 3 % del PIB. En ciencia se parte de la premisa de que el dinero destinado a ella no debe figurar como gasto, sino como inversión. Otras cuestiones que dificultan el desarrollo de la ciencia en España son burocracia y envejecimiento: la edad media del personal científico del CSIC es de 54 años.