Algunas personas pueden sentarse en el exterior todo el verano y no sufrir las dolorosas y molestas picaduras de mosquitos. Otros se convierten en foco de picaduras a pesar de embadurnarse hasta arriba de protección antimosquitos. ¿Por qué ocurre esto?

La clave está en el paisaje químico invisible del aire que nos rodea. Los mosquitos aprovechan el entorno mediante comportamientos especializados y órganos sensoriales efectivos para encontrar víctimas siguiendo los sutiles rastros químicos que dejan nuestros cuerpos.

Hace no muchos años, el dengue era para la mayoría de los argentinos una enfermedad tropical que solo afectaba a quienes viajaban a países limítrofes más cálidos. El aumento de las temperaturas por el cambio climático hizo que esta infección viral, que es transmitida por un mosquito llamado Aedes aegypti, se hiciera endémica en el norte del país. Pero el grueso de la población, ubicada en el centro, casi no se enteraba.

Un equipo dirigido por Robin Ras, de la Universidad de Aalto (Finlandia) asegura haber creado la superficie repelente de agua más eficaz hasta el momento. Sus conclusiones acaban de publicarse en la revista 'Nature Chemistry'. En concreto, los investigadores han desarrollado un nuevo tipo de material que se comporta de forma similar a los líquidos en su superficie, repeliendo el agua. Este descubrimiento se puede aplicar a campos tan diversos que van desde la plomería a los barcos, pasando por las cocinas.

Impulsados por su increíble capacidad de desplazamiento, los mosquitos han hecho su habitual aparición veraniega sin necesidad de “operaciones retorno”. Más allá de las molestias que producen, también pueden representar un riesgo grave y, a veces, mortal para la salud en determinadas zonas del planeta en las que su picadura puede transmitir patógenos dañinos que causan enfermedades peligrosas como la malaria, el dengue, el Zika y el virus del Nilo Occidental.

Nixon había notado que había una gran cantidad de pájaros en los árboles, y no le gustaba la idea de que le hicieran caca mientras conducía por el National Mall en Washington DC en una limusina descapotable. La simple idea de una imagen con cientos de personas abucheándole mientras le caía el regalo envenenado en su chaqueta le aterraba. Esta fue la razón que le llevó a ordenar que retiraran todas las palomas de su recorrido. Decidieron utilizar en el repelente químico de plagas, Roos-No-Moore.

Los que menos efecto tienen son las pulseras antimosquitos. Aunque los repelentes incluidos en las pastillas que incorporan estas pulseras sí desorientan a los mosquitos, la superficie impregnada es tan escasa que su radio de acción se limita a poco más de 4 cm, razón por la que según la OCU resultan ineficaces.

Al menos 24 trabajadores de Amazon fueron llevados al hospital y uno se encuentra en estado crítico tras abrirse accidentalmente un bote de aerosol con repelente de osos en un centro de Nueva Jersey. Al parecer importantes cantidades de repelente se escaparon del bote al caer de un estante. El repelente, similar al gas pimienta pero en botes más grandes, está recomendado por las autoridades estadounidenses como una de las opciones más seguras para detener el ataque de un oso. Se considera más seguro que el uso de armas de fuego contra el animal