Desde sus inicios el proyecto colonizador tuvo como objetivo buscar nuevas vías de comercio y ampliar los mercados, además de potenciar el suculento negocio de la compra y venta de esclavos. La monarquía, a través de sus llamados “reyes católicos”, y la iglesia católica -a través del papa Valenciano Alejandro VI- fueron los impulsores y responsables de la invasión y el expolio. La espada y la cruz fueron los símbolos de la dominación. El engaño, la mentira, la usura y el robo fueron sus herramientas.