Alrededor de esta pesquería se creó una cultura de pesca que hasta el día de hoy se ha mantenido como la más respetuosa con el medio ambiente marino a diferencia de otras artes que, al contrario, desgastan más las reservas pesqueras tanto de bonito como de otras especies (daños o pesca colateral). Deben enfrentar la que consideran competencia desleal de otras flotas, sobre todo franceses, británicos e irlandeses, quienes usan redes pelágicas de superficie en vez de las artes menos lesivas de barcos gallegos, asturianos, cántabros y vascos.