Hay en una parte del alma estadounidense esa nostalgia por la corte fantástica del rey Arturo, Camelot, las leyes de la caballería, el honor, la valentía, la dignidad y el decoro. Todo aquello que encarnó un presidente, John F. Kennedy, y una familia, la que formó con Jacqueline Bouvier y que permitió soñar a los americanos con un mundo inalcanzable al que uno de ellos había llegado...