La llegada de Ómicron a Madrid ha sido la confirmación de la distopía individualista. Un lugar donde las personas se autodiagnostican cuando están enfermas y eso sirve para que les den la baja laboral (si consiguen cita médica, claro). Un sitio donde la salud está garantizada solo si eres capaz de pagarte un test o encontrarlo recorriendo infinidad de farmacias a la caza del hisopo perdido. Ahora basta con llamar y que un pobre sanitario al otro lado te coja el teléfono para tramitarte la baja médica y te crea al decirle que eres positivo.