Carmen Calvo en una reciente entrevista para 'El País', ha colocado en la diana a los niños concebidos mediante gestación subrogada, al señalarlos como subproductos de una explotación del cuerpo de la mujer y, más en particular, de las mujeres pobres. Sí: fruto de la explotación, y no del amor, la esperanza, la solidaridad, la empatía y, sobre todo, la generosidad de unas personas (las gestantes) hacia otras (los padres comitentes y el menor). Ese es el disparate: un Ministerio de Igualdad dedicado a estigmatizar a cientos de familias españolas