Pues qué penita y qué dolor. España sin Javier Krahe es un país más oscuro, aún peor la comedia que nos asedia, y que da de entero salir por pies. Ya me comprende usted, qué le voy a explicar, si aquí en este redil juzgar es sojuzgar, y de eso sabrá usted un rato. Mientras, la democracia sigue como ausente, con nuestros políticos (más bien estúpidos), con los escaños marcados a ocultas de la gente, a la luz del lingote y del rosario. Los cuervos ingenuos se han quedado sin el cantor de los cantares. Todo sigue siendo vanidad, y el único consuel