«Hay un edificio en Barcelona que ya no sabe de quién es. Fue el Teatro Español, luego la mítica sala Studio 54, después el Scénic. Ahora, teóricamente, el edificio es de los barceloneses. No en vano se pagaron once millones de euros de las arcas públicas para su expropiación. Sin embargo, su uso y disfrute hasta 2015 está en manos de la SGAE. Según ha podido comprobar Público por los datos del registro, la gestora de derechos de autor no ha dudado en hipotecar el antiguo Scenic y lograr con ello 4,8 millones de euros.»