(...) Los trabajadores de la industria y la construcción vuelven a incorporarse a su actividad laboral, sin que el virus se haya estabilizado, ni en contagios ni en número de muertes. Se toma esta decisión desoyendo las recomendaciones de la OMS, y las de los directores de los hospitales nacionales, y teniendo a nuestras espaldas los hechos de Bérgamo, donde la patronal no quiso cerrar empresas y el virus masacró a su población, pero arguyen que es también muy peligroso estancar la economía.