Una teoría científica es como un organismo que nace, crece, se reproduce y muere. Alguien lanza o concibe una hipótesis que prospera en teoría científica. A partir de ella surgen otras numerosas hipótesis que, en el mejor de los casos, también ascenderían a teorías. Pero lo mejor de todo, lo sublime de su existencia es su propia muerte. Sólo cuando una teoría científica es refutada por otra mejor capaz de asesinarla, la ciencia ha desempeñado su único papel. Cuando una teoría como la del SIDA no se deja refutar, malo.