"Un sistema nunca pone en peligro su propia viabilidad, su propia existencia", recuerda el autor. Las muertes, las epidemias, el malestar social, las guerras, la hambruna, las catástrofes climáticas y ecológicas, los grandes desplazamientos humanos… todo ello forma un gigantesco feed back que está gritándole al tinglado capitalista que la situación es insostenible; pero el capitalismo salvaje es puro desgobierno, autodestrucción consciente. Cualquier frigorífico es más inteligente que el tinglado en el que vivimos.