Con olas de calor cada vez más frecuentes y prolongadas y con noches tropicales en lugares en los que antes no acostumbraban a darse, los investigadores siguen cruzando variedades de cultivos en los laboratorios y los campos de ensayo, muchos agricultores han decidido pasarse a la producción ecológica, como medida para adaptarse a la nueva situación climática. Y para, de paso, reducir costes de producción. Todas las previsiones señalan que en 2030, la disponibilidad de agua en la cuenca mediterránea se habrá reducido un 20%.