Determinadas políticas económicas, en muchas ocasiones, provocan lo contrario de lo esperado. Y en el caso de los impuestos sobre bienes de lujo, las consecuencias recaen más sobre las clases medias que sobre los colectivos con alto nivel adquisitivo, a pesar de que parezca una contradicción. En 1990, en Estados Unidos se dieron buena cuenta de ello. Hace ya 20 años, el Congreso de los Estados Unidos decidió aumentar el gravamen sobre algunos bienes de lujo como los aviones privados, yates, abrigos de piel, joyas, etc. con el fin de aumentar la