Los ciclistas no quisieron disputar, desde el mismo inicio, la etapa. Y eran sólo 112 km. A ritmo de cicloturista malo, tardaron casi tres horas en hacer el recorrido, con una farsa de sprint final que fue para Bouhanni sobre Nizzolo y Veelers, el sprinter sustituto de Kittel, junto a Mezgec. El esloveno faltó a la cita, como Viviani, por las caídas que hubo. Al frente de la mafia del pelotón se erigió, como no, Paolini. Destaca, asímismo, la actitud de esbirro de Quinziato, el repugnante y chulo italiano residente en Madrid...