En la noche del 13 de abril de 1931, el intendente del Palacio Real, conde de Aybar, tenía que cumplir una doble misión en escasas horas. En apenas un día todas las dependencias del Palacio de Oriente iban a ser ocupadas, controladas, por las nuevas autoridades republicanas. En poco tiempo, el intendente real tenía que finalizar las operaciones de partición de los bienes de la testamentaría de la reina María Cristina que, aunque había fallecido en 1929, aún no se habían llevado a cabo.