Los mal llamados coches aéreos no tienen ni sentido, ni futuro. Por lo menos, no hasta que haya una tecnología que evite que caigan sobre la población al 100%. Y eso nunca existirá. Si alguien tenía dudas sobre lo absurdo de los vehículos de transporte personal voladores, atención a este vídeo del cuatrimotor Scorpion estrellándose desde 30 metros de altura. Es una demostración práctica de por qué estos vehículos son el timo de la estampita del siglo XXI y están destinados al fracaso.
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