En los últimos años el número de satélites que orbitan la Tierra no ha parado de crecer. Los factores que han contribuido a este hecho son dos, principalmente. Por un lado, tenemos la revolución de los satélites de pequeño tamaño —minisats, microsats, nanosats, picosats, etc.— que ha permitido que un enorme número de pequeñas empresas, instituciones de todo tipo o universidades puedan diseñar y lanzar sus propios satélites. Una revolución que se ha apoyado además en los avances en miniaturización electrónica. Por otro lado, (...)