En 2020, Canadian Nuclear Laboratories entregó cinco tambores de acero, revestidos con corcho para absorber los impactos, al Joint European Torus (JET), un gran reactor de fusión en el Reino Unido. Dentro de cada tambor había un cilindro de acero del tamaño de una lata de Coca-Cola, que contenía una pizca de gas hidrógeno, solo 10 gramos, o el peso de un par de hojas de papel. No se trataba de hidrógeno ordinario, sino de su raro isótopo radiactivo, el tritio.