El dióxido de nitrógeno afecta principalmente al sistema respiratorio de las personas, irritando las vías aéreas y agravando enfermedades respiratorias como el asma. También puede provocar bronquitis aguda, una disminución de la capacidad pulmonar e incluso enfisemas, una enfermedad obstructiva crónica. Por si fuera poco, el NO2 también potencia la formación de partículas en suspensión de 2,5 micras (PM 2,5), que a su vez pueden causar problemas cardíacos, enfermedades renales, ictus y cáncer.