El 18 de febrero de 2015 la comunidad de Palmar de Varela, Atlántico, quedó conmocionada tras revelarse que una joven madre había degollado a sus tres hijos, uno a uno, con un cuchillo, al interior de la habitación que compartía con su novio. El hecho sucedió sobre las 5 de la tarde y luego ella misma se cortó las muñecas y el cuello. Luego de valorar el caso, el alto tribunal reconoció por primera vez que los traumas recibidos como víctima de violencia de género son la causa de la inimputabilidad.